Las organizaciones están formadas por 10, 500 o más de 1,000 colaboradores. Cada uno de ellos con características, expectativas y ambiciones propias e individuales que no siempre, las organizaciones toman en cuenta. Evidentemente, todas las personas prestan un servicio, pero actualmente, ¿es el aspecto monetario el que principalmente propicia la permanencia del talento en una organización?
En los primeros años de este siglo se comenzó a popularizar en el ámbito empresarial un nuevo concepto llamado “salario emocional”, mismo que ha ganado importancia, sobre todo en la generación de los millennials, pues según estudios, hoy en día es esta generación la que ocupa el porcentaje más alto dentro de las organizaciones. Esta generación, más allá de buscar una buena remuneración económica en su lugar de trabajo, apuestan por la búsqueda de empresas que fomenten entornos flexibles y colaborativos, que les permitan desarrollarse, contribuir y crecer profesionalmente dentro de un ambiente que los haga sentir cómodos y motivados.
Por lo tanto, el término “salario emocional” se refiere a los beneficios no económicos que los colaboradores reciben de su trabajo. La finalidad del salario emocional es contar con colaboradores más satisfechos y comprometidos con la organización, lo cual va de la mano con la retención de talento y mejora de la productividad. Sin embargo, eso solo puede ser posible si se acompaña y es promovido por un buen liderazgo por parte de los líderes organizacionales. Los colaboradores se sentirán más comprometidos hacia un líder que los incluye, escucha y procura, por lo que, si esto les falta, fácilmente preferirán prescindir de una buena remuneración económica para salir en búsqueda de aquello que favorecerá su salud física y mental.
Existen varios ejemplos relacionados con el salario emocional y te mencionamos algunos de ellos:
- Formación o capacitación para todos los colaboradores.
- Horarios flexibles.
- Espacios para alimentarse y convivir.
- Días para atender asuntos personales.
- Sentido humano.
- Lideres que contribuyen con el desarrollo de sus colaboradores.
El impacto más notorio de un salario emocional adecuado será siempre un colaborador pleno y comprometido con los objetivos de la organización, y en sí, pondrá todo su talento en cualquier tarea que se le solicite. En este sentido, esto provocará un beneficio mutuo, ya que, por un lado, la organización mantendrá a su talento para alcanzar sus metas, y en contraparte, los colaboradores se sentirán cómodos y disfrutarán el día a día al realizar su trabajo. Por lo que, en esta ecuación podemos encontrar que, un colaborador productivo es igual a un colaborador feliz.
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