En el ámbito laboral, los resultados del equipo pueden mermarse cuando no existe la confianza suficiente para intercambiar ideas, mejorar los objetivos comunes y tener éxito en las tareas. Algunas veces, las relaciones de amistad se producen dentro de un contexto laboral y entonces, ¿puedes ser amigo/a de tu líder?
Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza y las relaciones laborales son otra faceta de esa vida social. Como en toda situación, la amistad en el trabajo tiene sus pros y sus contras: contar con relaciones de amistad en el trabajo proporciona un clima laboral en el que la comunicación, la productividad y el desempeño de los colaboradores mejora, gracias a la presencia de la colaboración y la motivación que le dan a las personas un sentido de pertenencia.
Por otro lado, es importante tener cuidado de que las líneas de autoridad estén bien delimitadas para evitar falsas expectativas, como por ejemplo en el trato, la remuneración etc., lo cual podría generar situaciones contraproducentes, por lo que es importante tener muy presente la separación entre las relaciones laborales y las relaciones sociales.
Algunos puntos que te pueden ayudar a desarrollar una relación positiva entre el líder y su colaborador son:
1. Una COMUNICACIÓN ASERTIVA puede dar un impulso importante a esta relación; al ser transparentes con la comunicación y el lazo se fortalece. Al mantener las conversaciones laborales por un lado y las conversaciones sociales por otro se puede también cuidar las emociones que se generan en una amistad.
2. Tener claridad en los límites de la relación les permitirá crecer. Dentro de un contexto laboral es necesario tomar decisiones, por ejemplo de presupuesto, aumentos de sueldo o movimientos y esas decisiones no debieran estar influenciadas por la relación personal. Otro ejemplo es solicitar que el trabajo se realice con ciertas características y mantener la exigencia al igual que con todos los demás colaboradores. La ausencia de límites puede propiciar una familiaridad inapropiada en la comunicación y en las actividades laborales, así como confusión en la jerarquización de puestos y sus tareas.
¿Cómo lograr entonces un equilibrio?
Cuando la relación amistosa está bien cimentada y es congruente con los resultados y comportamientos corporativos, la percepción de los demás miembros del equipo será más positiva en comparación con situaciones en que hay un desbalance entre la relación y los resultados, por lo que es importante darle un espacio a cada tipo de relación.
Fuera del horario de trabajo se pueden organizar actividades recreativas, e incluso el uso de redes sociales facilita estar en contacto; esta convivencia puede ayudar a familiarizarse con los puntos fuertes de los compañeros de trabajo y cómo éstos pueden sumar en las actividades laborales; el aporte de cada compañero de trabajo es fundamental para el logro de los objetivos del equipo.
Cuando practicas una comunicación asertiva y ambas partes tienen claridad en los límites, se irá desarrollando una relación de confianza y entonces la relación puede trascender de forma sana y positiva.
Si tienes interés en saber si tus tendencias naturales se orientan a fomentar relaciones en el trabajo, llámanos y te podemos acompañar mediante una evaluación de personalidad en la cual descubras tus estilos de relacionamiento.