Como líder o tomador de decisiones, seguramente has enfrentado este frustrante escenario: tienes un equipo conformado de personas capaces, sin embargo, en la práctica, el avance es lento, los conflictos son constantes y las metas se sienten cada vez más lejanas. Es un equipo de trabajo difícil. La primera solución que suele venir a la mente es una jornada de team building.
No nos malinterpretes, un día de juegos, actividades divertidas y retos de confianza es fantástico para romper el hielo. Estas intervenciones son excelentes para levantar el ánimo, salir del estrés por un momento y permitir que las personas se conozcan en un ambiente relajado. Un equipo que se ríe junto tiende a comunicarse con más apertura. Pero luego, llega el lunes por la mañana…
Cuando la presión de los plazos reaparece, los viejos hábitos y las fricciones vuelven a salir a la superficie. Esto se debe a que las actividades recreativas, por más divertidas que sean, no resuelven los problemas profundos del funcionamiento de un equipo. Son un buen complemento, pero no el camino completo.
Para transformar un equipo difícil en uno de alto desempeño, se necesita más que “llevarse mejor”. Se trata de trabajar juntos de forma efectiva, y para ello, es crucial diagnosticar y corregir la verdadera raíz del problema.
¿Por qué falla un equipo?
Cuando un equipo no alcanza sus metas, el problema casi siempre se encuentra en la estructura y la dinámica interna del equipo. Usando como referencia los principios del Rocket Model de Curphy Leadership Solutions, podemos identificar algunas de las causas más comunes y profundas.
Caso 1: Talento de sobra, pero con reglas del juego confusas (El problema de las Normas)
Imagina un equipo de fútbol con los mejores jugadores del mundo, pero sin un acuerdo sobre la estrategia o las posiciones en el campo. El resultado sería el caos. Esto es exactamente lo que sucede en muchas empresas. Puede que cuentes con el mejor ingeniero, el vendedor más persuasivo y el analista más brillante, pero si no existen normas claras, el talento se anula a sí mismo.
Las normas son las reglas, a menudo no escritas, que dictan cómo interactúa un equipo. Si tu equipo está estancado, pregúntate:
- ¿Cómo tomamos las decisiones importantes? ¿Es por consenso? ¿Vota la mayoría? ¿Todos son escuchados? ¿El líder tiene la última palabra? La ambigüedad genera parálisis y resentimiento.
- ¿Cómo manejamos el desacuerdo? El conflicto es inevitable y, de hecho, saludable si es constructivo. Pero si el equipo le teme al conflicto y lo evita, las malas ideas no se cuestionan y las tensiones se acumulan hasta explotar.
- ¿Cuáles son nuestras expectativas de comunicación? ¿Está bien enviar un mensaje de WhatsApp a las 10 p.m.? ¿Cuánto tiempo es aceptable para responder un correo electrónico? Sin estas reglas, se generan malentendidos y frustración.
- ¿Cómo nos hacemos responsables unos a otros? Si un integrante del equipo no cumple con su parte, ¿quién lo señala y cómo? Cuando la rendición de cuentas es nula, el compromiso general se evapora.
Un equipo sin normas claras es un equipo que gasta más energía navegando sus propias fricciones internas que en alcanzar sus objetivos.
Caso 2: Todos dicen “sí”, pero nadie avanza (La ilusión del Compromiso)
Este es quizás uno de los síntomas más desconcertantes. En la reunión, todos asienten, parecen estar de acuerdo con el plan y verbalizan su apoyo. Sin embargo, al día siguiente, las acciones no reflejan ese supuesto acuerdo. Las tareas se posponen, la iniciativa es nula y prevalece una pasividad frustrante. Esto es la ilusión del compromiso.
Que las personas no se opongan abiertamente no significa que estén verdaderamente comprometidas. La falta de un compromiso genuino es una de las principales causas del fracaso de los equipos y puede deberse a varias razones:
- No se sienten dueños de la misión: Si las metas fueron impuestas sin su participación o si no entienden cómo su trabajo contribuye al éxito general de la empresa, es difícil que sientan la misión como propia.
- Sus opiniones no son realmente valoradas: Si en el pasado, al expresar una opinión fueron ignorados o “castigados”, aprenderán a quedarse callados y a mostrar un acuerdo superficial para evitar problemas.
- Falta de confianza en el liderazgo o en sus pares: Un compromiso real requiere un ambiente de seguridad psicológica. Si no confían en que el líder los respaldará o en que sus compañeros cumplirán su parte, no arriesgarán su propio esfuerzo.
- Inercia organizacional: A veces, la cultura de la empresa desalienta la proactividad. Si el statu quo es “hacer lo mínimo necesario para no meterse en problemas”, será muy difícil generar un compromiso auténtico.
Un “sí” superficial es más peligroso que un “no” honesto. La seguridad para expresar opiniones abre la puerta a una discusión para resolver objeciones, mientras que el falso “sí” solo garantiza una armonía artificial.
La solución: Una metodología aterrizada, dinámica e interesante.
Entonces, ¿cómo se solucionan estos problemas profundos que un simple día de campo no puede arreglar? La respuesta está en una metodología estructurada que guíe al equipo a través de conversaciones cruciales sobre su propósito, sus reglas y su compromiso.
En HRTools, utilizamos el Rocket Model precisamente para esto. Si bien es una metodología mucho más aterrizada y basada en décadas de investigación, su aplicación es sorprendentemente dinámica, interesante y sencilla. No se trata de una conferencia seria y aburrida, sino de sesiones interactivas donde los integrantes, guiados por un facilitador, construyen juntos su propio “manual de equipo”.
A través de este proceso, las personas se conocen de una manera diferente y más profunda. No solo descubren quién corre más rápido, sino que entienden cómo sus compañeros prefieren comunicarse, qué los motiva y cómo pueden apoyarse mutuamente para lograr los objetivos. Se trata de alinear el talento, establecer reglas claras y asegurarse de que todos remen en la misma dirección, con la misma fuerza y convicción.
Desarrollar a un equipo no es procurar que se caigan bien, sino que trabajen juntos de manera exponencialmente más efectiva.
Herramientas para despegar.
Si reconoces en tu equipo los síntomas de normas poco claras o un compromiso superficial, es hora de ir más allá de las soluciones temporales. El éxito de tu organización depende de la capacidad de tus equipos para funcionar de manera cohesionada y efectiva.
En HRTools podemos ayudarte de dos maneras:
- Nosotros lo hacemos por ti: Nuestro equipo de expertos puede intervenir y aplicar el Rocket Model directamente con tus equipos, diagnosticando los problemas de raíz y guiándolos para convertirse en una unidad de alto desempeño.
- Te enseñamos a hacerlo: Podemos capacitar y certificar a tus líderes y a tu departamento de RRHH en el uso del Rocket Model, dándote la autonomía y las herramientas para construir grandes equipos de manera continua dentro de tu propia empresa.
No dejes que el talento de tu capital humano se desperdicie en frustraciones y falta de dirección. Transformar a tu equipo difícil en el motor de tu éxito.